Aviso a navegantes: de verdad que no te sale a cuenta leerte el Necronomicón
Llevaba tiempo tras la pista de
Cthulhu, aunque nunca me atrevía a empezar porque no sabía por dónde debía
hacerlo ni qué autores leer. Allá por 2007 compré el volumen que nos ocupa, el
primero de un total de dos que recopilan los cuentos más relevantes que se han
escrito a propósito de Cthulhu y demás deidades cósmicas, titulado Cuentos de
los mitos de Cthulhu 1: Los orígenes. Lo compré, pero estuvo acumulando polvo
en la estantería hasta hará un mes. Ya leídos, puedo afirmar rotundamente que
el conjunto raya un buen nivel y que debo comprar cuanto antes el segundo
volumen, El legado.
Los mejores relatos del conjunto
son aquellos donde precisamente los autores se desmarcan de la sombra alargada
del cuento original de Lovecraft, el que sentaría las bases de los populares
mitos. Los relatos más fructíferos son aquellos que ahorran en referencias
obvias, que aportan algo distinto a un universo que tiende a contar lo mismo
una y otra vez (persona excesivamente curiosa acabará dando de bruces con alguna
deidad preternatural que acabará por matarlo o dejarlo mentalmente
trastornado). Es un esquema frecuente en todos los autores, pero la gracia
radica en la forma de enfocarlo, de darle la vuelta. Y es ahí donde hay autores
capaces de trascender a la sombra de Lovecraft (el que firma los mejores
relatos del conjunto, La llamada de Cthulhu y El huésped de la negrura) y los
hay que no, que se toman demasiado en serio la tarea de pertenecer al cosmos
lovecraftiano que se olvidan de crear algo auténtico.
Los mejores relatos, los que
consiguen crear una atmósfera realmente opresiva, son los de Lovecraft. Luego
estarían los de Ashton Smith (Ubbo-Sathla es excelente), Howard (La piedra
negra, de los mejores) y Belknap Long (en especial Los perros de Tíndalos y los
dos primeros tercios de Los devoradores del espacio); estos tres autores son
capaces de desmarcarse en la mayoría de ocasiones del esquema que comentaba más
arriba y que prevalecerá en Derleth y Bloch. Lo consiguen, sobretodo, porque su
enfoque es original, su manera de presentar el mal también y, como ya he dicho,
son capaces de crear imágenes sugerentes y horrorosas suficientemente auténticas
como para prevalecer en la mente del lector. Derleth, en mi opinión, nunca va
más allá de copiar a los anteriores y a hacer referencias demasiado obvias a la
mitología cthulhuniana, tanto que se olvida de contar algo especialmente
distintivo y original. Bloch parece que sigue la misma senda con El vampiro
estelar y, sobretodo, con La sombra que huyó del chapitel (aunque,
paradójicamente, es un buen relato, pese a limitarse a firmar una continuación
de El huésped de la negrura de Lovecraft), pero no es hasta Cuaderno hallado en
una casa deshabitada que consigue crear un relato genuinamente terrorífico con
todas las de la ley. Y cerrando el volumen tenemos a Kuttner, que no ofrece
nada nuevo bajo el sol.
Como en todo conjunto de relatos,
el resultado es algo dispar, pero las diferencias no son exageradas y la cantidad de
relatos buenos y muy buenos es mucho más elevada de lo que uno está
acostumbrado a encontrar en según qué antologías. Descartando algún relato de
Derleth y de Bloch y el de Kuttner, el resultado es más que notable.
Ahí van las puntuaciones por relato:
La llamada de Cthulhu *****
El retorno del brujo ***
Ubbo-Sathla *****
La piedra negra ****
Los perros de Tíndalos ****
Los devoradores del espacio ****
El morador de la oscuridad ***
Al otro lado del umbral -abandonado (relato con tantas referencias que
es prácticamente un spoiler de la obra de Lovecraft -que no he leído-)-
El vampiro estelar **
El huésped de la negrura *****
La sombra que huyó del chapitel ***1/2
Cuaderno hallado en una casa deshabitada ****
El horror de Salem **
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