La vida, ese gran enigma
Con En la frontera me ocurrió
algo curioso: tardé mucho tiempo en acabarlo, lo fui dejando y retomando
continuamente durante casi seis meses, hecho que induciría a pensar que o bien
no me gustó o bien me pareció aburrido, pero en ningún caso fue así. En la
frontera es una maldita obra maestra, de lo mejorcito que he leído en mucho
tiempo y de lo mejorcito que he leído de McCarthy hasta la fecha. La
carretera es un libro excelente, del mismo modo que lo fue Todos los hermosos
caballos también, pero En la frontera es incluso mejor. Eso sí, es un libro
exigente, no tanto por el estilo, que sigue siendo marca de la casa, caracterizado
por el léxico algo sobrecargado, la narración seca y directa y los diálogos
fluidos pero parcos, sino porque es un libro cuajado de temas interesantes que
se prestan a una lectura más sosegada y reflexiva.
Y una vez terminada la lectura, estoy
casi seguro de no haberlo entendido todo, o de haberme perdido algo, porque aún
tengo mucho que vivir y mucho que reflexionar; En la frontera está tan cargada
de potentes reflexiones sobre la vida y la muerte, sobre la culpabilidad y la
redención, sobre la espiritualidad, que sería imposible retenerlas todas y plasmar
en pocas palabras el torrente temático que trata McCarthy en esta segunda parte
de la trilogía de la frontera. Me quedo con esa sensación de que la vida solo
podemos entenderla viviéndola, a base de ensayo y error, y que es inútil
pasártela analizándola. Que hay decisiones que por pequeñas que sean pueden
hacer que todo se desmorone, que es imposible entender completamente los
designios (o llámalo como quieras) que hacen que las cosas ocurran de un modo u
otro, y que las cosas que imaginas nunca ocurrirán del mismo modo en que las
imaginabas. También versa sobre el pasado, sobre lo difuminada que es la
barrera entre la imaginación y el recuerdo, entre la realidad y la verdad. Que
la maldad es una de las facetas del mundo y que no podemos escapar de ella, que
tarde o temprano tenemos que darnos de bruces con esa brutalidad y que es muy
difícil estar preparados para ello. Que no puedes proteger a todo el mundo. Billy
Parham se pasa la mayor parte del tiempo intentando entender todo esto y mucho
más en sus viajes por México y son pocas las conclusiones a las que llega, porque
no hay una ciencia exacta o, dicho de otro modo, un manual sobre cómo vivir la
vida en el que te cuente las claves de cómo hacerlo, que te prepare para todo y
en el que se contemplen todas las respuestas.
Para algunos En la frontera solo
sea un cúmulo de descripciones de cañadas y vastos caminos llenos de polvo, de
personajes que duermen, cabalgan, comen y hablan de una forma un tanto parca o
críptica, o incluso grandilocuente a veces, pero los que solo vean eso es que
no han entendido ni la mitad. Para mí es una de esas novelas totales que
abarcan todo aquello que realmente importa.
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