Los difuminados orígenes de un género
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Creo haceros un favor brindándoos una oportunidad de complacerme... |
Siempre hablo de mi temor a leer
ladrillos intragables y Manuscrito
encontrado en Zaragoza está muy bien escrito y la mayoría de veces es una
lectura agradable y amena. Hay
personajes memorables entre las páginas de Manuscrito…,
como el entrometido Busqueros, un personaje terriblemente divertido y odioso a
la vez, un manipulador nato que ejemplifica a la perfección el carácter burlesco
de toda la obra, o Velázquez, un erudito que es capaz de explicarlo todo desde
el punto de vista de las matemáticas. Además, el esquema de historias dentro de historias, como si de una matrioska
se tratara, no es nuevo, y aquí está muy trabajado para que luego los
distintos personajes de las distintas historias encajen entre sí como un puzle.
Es difícil que tras veinte historias cortas de distintos personajes el lector
aún permanezca atento y Manuscrito... lo consigue con creces. Al menos la mayor
parte del tiempo.
El problema es que hay algunas historias muy aburridas, pegotes
difíciles de tragar, como la historia del sistema de Velázquez (exclusiva de
esta versión de 1810), o la pobre conclusión de la historia de los Gomélez, que
solo le debieron servir al autor para demostrar lo mucho que sabía de ciencias,
historia y teología, y que solo entorpecen el ritmo ágil de las demás
narraciones, donde destacaría, por encima de todas las demás, la del gran arco que
versa sobre la historia del gitano y todas sus ramificaciones, aunque esta
termine de una forma un tanto atropellada. También el arco de Alfonso van
Worden empieza bien, porque estás intrigado por saber qué le ocurrirá, si
conseguirá salir del embrollo en el que se mete inicialmente; además, no sabes
si las personas que se va encontrando están tratando de engatusarle de algún
modo o si todo es real; sin embargo, la conclusión de su historia, que es la de
los Gomélez, es insatisfactoria.
Si en algo destaca Manuscrito... por encima de todo es ese tono burlesco y
satírico que impregna todas las historias y que salpica a todo el abanico
de personajes. Ridiculiza muchísimos temas de la época, como el honor de los
caballeros, la pureza del clérigo y de la religión cristiana, la supuesta
superioridad de la gente de letras y su vano afán de dominar todas las
disciplinas del conocimiento humano; también de la vida en la corte y de las
damas de alta cuna, de la frivolidad de la nobleza y sobre lo estúpido del
honor y la mitificación del amor. Pero siempre con una ironía muy calibrada que
no convierte su lectura en un chiste. El terror, en el que algunos la
encuadran, le queda un poco grande, porque apenas hay elementos propiamente dichos
de este género, pero sí se intuyen algunos de los temas que más adelante otras
obras explotarían ampliamente, como los aparecidos o los ritos satánicos,
aunque aquí, y esto es un spoiler de los gordos, solo sean tretas para engañar
al protagonista y hacerle creer que está viviendo hechos extraordinarios y
sobrenaturales.
Buena crítica. También la película me gusta mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias Cesskar. Me apunto la película para verla próximamente.
EliminarSaludos y gracias por pasarte por aquí.